Adentrándonos un poco...
Con mucha frecuencia, quizás con demasiada, a través de los medios de comunicación, nos enteramos de situaciones ocurridas en diversos centros de salud; la temática se repite; usuarios desconformes con la atención; las razones pueden ser variadas: largas horas de espera, falta de preocupación por el bienestar de los pacientes, infraestructura y recursos insuficientes, etc. todo ello confabulando en detrimento de la dignidad humana.
Cuando el usuario pasa a ser un número entregado por un dispensador, un número de RUT o número de ficha, en que lo más importante es saber si tiene Isapre y un cheque para dejar en garantía, parece que lo central no es la preocupación por su bienestar sino más bien cómo este usuario pagará sus compromisos económicos por los servicios que le van a prestar.
Hay distintas miradas en la definición de lo que debería ser un trato humanizado, sin embargo, en lo esencial, hay coincidencia en los aspectos fundamentales y estos dicen relación con el reconocimiento de la dignidad de persona humana, dotada no solo de un complejo sistema biológico sino también de un complejo sistema de expresiones intelectuales y emocionales que marcan diferencias que hace hacen de cada individuo un sujeto único.
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